Fue un apasionado de la filosofía existencialista, lo que lo llevó a preferir las obras de Sartre, Kafka y Camus, y de las teorías psicológicas de Freud. Más adelante desarrolló el gusto por la poesía y la filosofía. ↑ «El Eibar destroza al Valencia y vacía Mestalla antes del final». Al término de la Guerra civil hubo una política clara de «castellanización» y «depuración» del franquismo de todas las palabras y vocablos, incluidos los extranjeros.