El equipo pasa a manos de Voro, exfutbolista del Valencia que ocupaba el cargo de delegado del equipo y que disponía de carnet de entrenador. La asociación Libertad VCF consiguió además censar 36.000 acciones (el 1% del total del accionariado) entre pequeños accionistas disconformes con la gestión de Meriton, con el objetivo puesto en el 5% de las acciones para poder fiscalizar la gestión del club. Llevó al presidente Juan Bautista Soler ante los tribunales y estos dieron la razón al club desestimando la demanda presentada por el jugador.